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Cloración

El cloro fue descubierto el 1774 por el químico sueco Karl Wilhelm Scheele como producto de la reacción entre ácido hidroclorídrico y dióxido de manganeso. El cloro es el principal desinfectante de los abastecimientos de agua, su empleo nunca fue discutido y los beneficios derivados de ello son evidentes, eliminando las grandes epidemias y brotes de enfermedades hídricas, cólera, tifoidea y disentería, hasta que en los años setenta, algunos científicos, valiéndose de la cromatografía de gases y el espectrómetro de masas, pusieron en evidencia que el cloro reacciona con ciertas sustancias orgánicas conocidas como precursores, que se encuentran en algunas aguas y producen unas sustancias potencialmente carcinógenas, los trihalometanos, especialmente el cloroformo.

Las aguas que llegan a una planta de tratamiento de agua contienen agentes reductores (compuestos orgánicos e inorgánicos como nitritos, iones de hierro, plomo y sulfuros), así como microorganismos y bacterias. El cloro se aplica en exceso (aprox. 2mg/L) para oxidar estos compuestos y eliminar las bacterias, y que así, reste una cantidad de cloro residual en los conductos de agua. Su utilidad es de continuar desinfectando el agua desde que sale de la planta de tratamiento hasta que llegue al consumidor. Este exceso de cloro reacciona con los compuestos orgánicos formando trihalometanos.

Diversos estudios concluyeron que todos los sistemas de abastecimiento que utilizaban cloro libre en su tratamiento, contenían al menos 4 THMs en el agua tratada, cloroformo, bromodiclorometano, dibromoclorometano y bromoformo.

Esquemáticamente la formación de los subproductos de la desinfección es:

Desinfectante + Precursores ==> Subproductos de la desinfección
Cloro + Materia orgánica ==> Trihalometanos

El cloroformo o triclorometano es uno de los trihalometanos formados en la cloración del agua. Es un líquido incoloro, volátil, de olor característico. Durante mucho tiempo fue utilizado como anestésico, pero se dejó a causa de su toxicidad. Actualmente se utiliza como disolvente en la industria química pero, tal como ocurre con todos los compuestos orgánicos halogenados (principalmente flúor y cloro) en sus moléculas, su carácter de sustancias contaminantes hace que se intente restringir su consumo